El Confesionario (LI)

1. Soy hombre, heterosexual, mayor de 40 años.

2. Mis primeros juegos sexuales empezaron cuando era un niño de unos siete u ocho años, con un vecino de otra calle que ya tenía más experiencia que yo, porque no recuerdo ni cómo llego el momento en que yo estaba a cuatro patas en el baño y él intentando penetrarme sin éxito. Nos encontró una tía y casi me matan a palos y él se fue con unos cuantos pelos menos en su cabeza. Nunca volvimos a vernos a solas.

3. A partir de los 11 años empece a masturbarme a diario viendo las revistas de mi hermano mayor.

4. A los 14 o 15 años vino a vivir un primo contemporáneo a mi casa. Al cabo de unos días ya estábamos masturbándonos el uno al otro. Hubo intentos de penetración mutua sin éxito: yo tenía el pene muy grande para su culito y el lo tenía muy chiquito como para poder penetrarme efectivamente. No hubo sexo oral ni nada más que valga la pena contar. Para aquellos tiempos ya yo había aprendido a darme placer analmente.

5. Nunca me plantee la posibilidad, ni antes ni hoy en día, de ser homosexual ya que nunca he sentido atracción real por otro hombre.

6. Pero debo confesar que desde que, hace algunos años, vi por primera vez una foto de una transexual desnuda, eso se ha convertido en mi obsesión. Es mi fantasía sexual reprimida: estar con una transexual, pero nunca me he atrevido a avanzar en ese sentido.

7. Estoy casado desde hace muchos años y la vida sexual con mi esposa es medianamente satisfactoria. La amo y la adoro y ella nunca se niega a casi nada, pero tampoco propone nada. Tenemos sexo con cierta regularidad, y casi siempre es satisfactorio. Le encanta dar y que le haga sexo oral,  tras correrse me pide que la penetre. Al principio, de novios, llegue a correrme en su boca en varias oportunidades pero ya no lo hago. Tengo claro que no le agrada mucho el asunto, también le gusta el sexo anal y que le mame el culo.  Al principio no se dejaba mucho, pero un día, de repente, se dejo y, desde entonces, le he dado una mamadas de culo excepcionales para luego penetrarla y ella ya esta completamente abierta en este aspecto.8. Que yo sepa, he sido el único hombre en su vida (yo la desvirgue) y ella también ha sido mi primera y única pareja sexual de mi vida… salvo una noche loca de tragos, meses antes de casarme. Fue con una chica medianamente conocida y tuvimos una sesión de mal sexo atropellado por los tragos. Ni siquiera quiso mamármelo, yo se lo mame un ratico y le eché dos polvos rápidos seguidos, pero fue algo mecánico que dejo pocas ganas de repetirlo. Nunca la he vuelto a ver.

9. Hace algún tiempo, tuve cierto roce más allá de lo normal con una chica mucho menor que yo. Era una lindura. Solo le mame las tetas en varias oportunidades. La tenía servida para comérmela como yo quisiera, me gustaba demasiado, y  no llegue a más con ella porque era la típica chiquilla que aún no sabía lo que quería en la vida y yo honestamente tuve miedo porque me estaba enamorando de ella y no quiera enrollarme y perder a mi adorada familia. Deje que mi cabeza pesara más que mi corazón y mi pene y, al final, me alejé de ella. Ya no nos hablamos y cada vez que la veo por ahí casi me arrepiento de dejar pasar ese manjar y mi pene aún palpita de las ganas que me quedaron de comérmela completa. Yo creía que eso solo pasaba en las películas: que un hombre desprecie a una mujer joven y hermosa que se le ofrece en bandeja de plata.

10. Esa es mi pequeña historia, no se si será triste, alegre o normal, júzguenla ustedes. Lo cierto es que sexualmente me siento capaz de dar y recibir 1000 veces más de lo que hoy en día doy y recibo. Me gustaría explorar nuevas cosas, pero no me atrevo: putas, aventuras, transexuales, sadomasoquismo, ¡qué sé yo! Lo que sea algo nuevo que me excite y me ponga a volar, pero eso solo son fantasías porque al final quien siempre aparece al rescate es mi adorada mujercita.

¿Te animas a participar en El Confesionario? Quienes lo han hecho dicen que les ha resultado una experiencia muy enriquecedora. Si te decides, escribe a [email protected] aquello que quieras compartir. Si necesitas más información sobre cómo funciona esta sección entra en “¿Quieres compartir tu historia sexual?”. En la pestaña El Confesionario, encontrarás las entregas anteriores.

Las ilustraciones de El Confesionario son de Natalia Hernández.

3 respuestas a “El Confesionario (LI)”

  1. Nina dice:

    Pasarse la vida esperando no puede ser bueno. Morirse pensando en todo aquello a lo que uno renunció debe ser triste, doloroso… no me quiero ver así.
    Sinceramente, no creo que amar a una pareja implique un sacrificio tan grande.
    Quizás hasta podríamos preguntarnos si se puede considerar amor negarle a alguien hacer realidad sus deseos. Quizás haya alguno de difícil aceptación, pero todos? Esa es la mujer que te viene al rescate? Veo enormes contradicciones en lo que leo.
    Quizás deberías recordar el refrán que dice “ojos que no ven, corazón que no sufre” e ir en pos de tus sueños eróticos. Hay muchas webs de anuncios, de contactos, de personas afines a ti. Tendrás el valor de asomarte o todo esto o, como finalmente pareces reconocer, todo esto que has escrito es una enorme fantasía.

  2. mi marido también dice:

    Estoy casada con un hombre al que amo y me corresponde. No dudo que sea heterosexual y tampoco de su amor hacia mí. Lo aclaro para que nadie se imagine historias raras. Nos queremos. A él también le atraen las mujeres que conservan su pene. Hace unos años me confeso esa misma fantasía y confieso que me sorprendió un poco pero no le hice ascos. Yo también tengo fantasías que quizás provocarían la sopresa de alguien. Decidí informarme y me di cuenta de que es una fantasía bastante común.
    Mi marido y yo hemos tenido una relación con una mujer que conservaba su pene. no hace mucho de eso y fue maravilloso hacerlo realidad y me sentí muy bien jugando con ella y él a la vez. A él no le hizo falta hacerlo a mis espaldas y creo que eso nos unió. Lo repetiremos. ël no lo sabe, pero estoy buscado a alguien para regalarle otro encuentro.

  3. Carión Ceniza dice:

    Una historia interesante.
    No se si lo que buscas son opciones pero yo aporto la mía para el presente y futuro.
    Creo que si te ves capaz de más debes intentarlo pero paso a paso. Primero dejar a tu mujer o proponerla prácticas más “locas” cómo un trío con algún transexual o proponer una relación abierta. En resumen buscar opciones para mejorar tu vida sexual sin miedo a que te pillen para así poderla disfrutarla al máximo.
    Si la opción es dejarla no te cortes las alas y disfruta de todo buscando el máximo.

    No te conformes y echale huevos.

Deja un comentario

Los campos obligatorios están marcados con