El Confesionario (XXVII)

1. Hombre heterosexual de 56 años, actualmente vivo en pareja. Mis primeros experimentos sexuales, los podría fechar entre mis ocho y diez años de edad. Un primo hermano me ponía al corriente de ciertas sensaciones que podía llegar a sentir si me acariciaba el pene en cierta forma y manera. Toqueteos que él ya había experimentado con anterioridad y que le habían proporcionado inusitados cosquilleos muy placenteros. Poca información más podía obtener un impúber en los años 60. Además crecía en un medio rural, donde no mantenía contacto alguno con otras personas de su edad, exceptuando las poquísimas reuniones familiares o las escasas horas de colegio (solo para chicos) al que acudía, y donde se impartían en una sola clase todas las asignaturas y todos los cursos. Estas manipulaciones tenían que acabar en eyaculación, si ya eras lo suficientemente mayor. Lo llamábamos el “cinco contra uno”, con el tiempo aprendería que su termino más exacto era masturbación.

2. En lo de conocer como serían mis eyaculaciones andaba yo, cuando la primera persona adulta que se me acercó con la intención de hablarme de sexo, lo hizo en la línea del personaje que soborna a un menor, para que éste le toquetee y le proporcione placer. Aún le recuerdo: adulto, baboso…  Inocente yo, caí en sus redes. Me obligó a masturbarle. Curiosamente al fin descubría como habrían de ser mis emisiones una vez que alcanzase la edad adecuada. ¡Cuan difícil me resultó tiempo después desembarazarme de los requerimientos de aquél aprovechao! Hoy le podría haber denunciado por acoso a un menor, pero… en aquellos tiempos era difícil incluso el planteárselo por el mero desconocimiento!

3. Los largos veranos sin colegio, sin compañeros con los que poder jugar transcurrían lentos y aburridos. Los pasaba con tareas propias del medio rural. Mucho tiempo pasaba ocupado en tareas domésticas y con muy poco tiempo de ocio. Leer cómics o novelas del oeste fue una de mis ocupaciones preferidas. Otra: buscarme el sitio más original para masturbarme. Pasaban los años y un buen día… ¡Lo conseguí!. Al sentir el hormigueo final… había expulsado algo de líquido. ¡Por fin había emitido mis primeras gotas de semen! Aunque lo que se dice novias o compañía femenina por ahora nada, para tener relaciones sexuales habría de pasar mucho tiempo.

4. En mi mente bullía el sexo, lo veía a diario en todo el entorno natural que me rodeaba: los cerdos, las cabras, las gallinas, los conejos, los caballos, yeguas y burros cruzados para conseguir las acémilas… Todo me atraía, me absorbía, me empapaba. Me excitaba. Yo intentaba realizar sexo con los animales que veía, con algunos inclusive lo conseguí. Increíble… ¿Qué pensarían de mí si me hubieran visto? Claro que jamás lo comenté con nadie. Hoy felizmente lo recuerdo y me hace gracia. Y sí, lo asumo… no me ha causado ni el más mínimo trauma, me hace reír. Creo que eran chiquilladas sin más, que en aquellos días fueron lo máximo.

5. Vivía cerca de una carretera cuando el turismo llegó: las extranjeras viajaban en sus coches muy ligeras de vestimenta, no querían desperdiciar ni un minuto para tomar el sol. Esto sí que era digno y merecedor de una buena paja. Con el tiempo yo compararía el hecho de llegar los dos juntos al clímax, a esperar a que pasasen unas buenas piernas en el momento de conseguir vaciarme. Había que estar preparado, a punto… ¡Ahí viene un coche, y es de turistas! Sííí… Y vienen hembras, síííí… Es el momento oportuno, ¡Qué fina piel! ¡Qué bonitas formas! ¡No lleva puesto más que ese diminuto atavío llamado biquini! ¡¡Casi se le ven las tetas!! La mente vuela veloz y zas, zas, zas… ¡Todo ello permanece vivo en mi recuerdo!

6. Rondaría los catorce años, cuando empecé a conocer a algunas chicas. Mentalmente eran mis novias. Pero qué difícil era, al menos para mí, conseguir una relación con alguna de ellas. En alguna fiesta, como una clásica verbena había bailes. Y yo, incapaz de pedirle bailar a ninguna. Era excesivamente tímido. Y ahí estaban mis candidatas a novias bailando y bailando con cualquiera que les pedía un baile. Ahora en la distancia lo recuerdo, ¡qué sentimientos más raros los celos!

5. Después de distintos traslados geográficos junto a la familia, me iba acercando a la mayoría de edad, pero aún me costaba relacionarme. ¡Tenía que romper el cascarón! ¡Había que eclosionar!. Y lo hice atropelladamente. Hago los primeros contactos, tengo los primeros desengaños, y cada vez con cada una es como volver a empezar. Entonces… ¡conozco a mi chica! Yo quiero practicar sexo y ella no me deja pasar de lo que llamábamos dar bajeras (incluso con preservativo colocado, tratar de correrse entre los muslos de ella). Por aquel entonces llega el tiempo en que me tengo que ir a la mili… ¡Joder! y sin estrenarme. ¡Sin conocer como es el sexo con una mujer!

6. Reunión de amiguetes en la que descubro que más de uno se encuentra en la misma situación. ¿La solución? Irse de putas. Por el módico precio de mil pesetas, podría al fin conocer como seria tener relaciones sexuales con una mujer. Pero resultó que aquella mujer joven realizó su trabajo con la misma frialdad y convencimiento con la que un cirujano ejecuta una operación. En poco espacio de tiempo estaba despachado. Visto y no visto. Me quedé con la misma sensación de vacío y prontitud, que le queda a un chiquillo al terminársele la mas divertida de las atracciones de feria. Aquel día comenzaba yo a discernir no con cierta desilusión, la diferencia entre amor y sexo. Significó tan poco para mí, que no dudé en contárselo a mi novia. No quería guardarme aquel secreto. Aprendí una cosa más de aquella frustrante experiencia: Lo que para mí había sido algo sin trascendencia, para ella, mi chica, si que era algo muy importante. Superarlo le llevó un tiempo, a pesar de mis explicaciones. Pero al final obtuve el perdón y la relación continuó. Llegaba la hora del Servicio Militar, y más de mil kilómetros de separación física pusieron de nuevo a prueba nuestra joven relación. El trabajo manual se impuso de nuevo, y a los cinco contra uno, cada día le sacaba más partido.

7. Y llegaron los permisos militares: fue en alguno de ellos cuando decidimos mantener relaciones sexuales al completo. Para ella sería la primera vez. No eran tiempos donde se pudiera acceder con facilidad a un sitio adecuado, con unas mínimas garantías de comodidad. Hubo de ser en plena naturaleza, al aire libre, una tarde noche, fría, donde la intemperie desafiaba el calor de nuestros cuerpos, pero nuestro deseo podía con todas las inclemencias y nos alentaba para superar las dificultades. Una vez más quedaban reflejadas en mi memoria, situaciones con las cuales yo elucubraría e iría discerniendo cada vez con más nitidez, la diferencia entre amor y sexo. Ella disfrutó del amor… y yo disfruté del sexo: a mí me dominó el instinto sexual. La experiencia me llevó a entender mejor el significado y la complejidad del amor entre dos personas.

8. El tiempo de la mili acabó, vino la estabilidad, un puesto de trabajo… y el matrimonio. Comenzaba mi vida en pareja, los dos trabajando, los dos hombro a hombro por conseguir formar un hogar. Una pareja que vivía su vida sexual como muchas otras: él exigiendo, ella concediendo lo mínimo. Yo tenía algo más de experiencia, más ganas de aprender lo que consideraba el alimento más importante de una buena relación de pareja: el sexo.

9. Durante los siguientes 10 años llegaron los hijos. Con el segundo, a ella se le olvidó prácticamente lo poco adelantado en lo referente al sexo. Eran tan pocas las ganas… que llegó a aceptar que yo pudiera tener alguna relación de sexo con otra persona, siempre y cuando a ella la dejara tranquila. ¿Había fracasado? ¿No había sabido trasmitir o meter el sexo, en su cabecita de mujer? Una cabeza llena de amor y cariño hacia su relación de pareja, eso sí, y hacia sus hijos. Pero huérfana de sexo.

10. No me desanimé. Había que idear algo ¡para conseguir entrar en materia! Fantasías, probé con muchas. Necesitaba imaginación. Cierto es que ella aceptó el reto, colaboró y luchó también por mantener viva nuestra relación. Pensaba en qué relaciones y con qué personas podría imaginar tener sexo que despertase el deseo en ella. ¿Con quien podría ser si era ella la que mantenía una relación extramatrimonial? El trabajo fue lento, pero con paciencia y tesón comenzaba a ver sus frutos. Había algunas escenas que funcionaban. Hube de echarle tablas al tema, teatralizar el asunto a fondo. Cuanto más realismo más efecto conseguía.

11. Fue lento, pero continuo. La lectura del libro que por fortuna cayó en mis manos, “Tu sexo es tuyo”, y que de inmediato le rogué que leyese, hizo resurgir definitivamente la sexualidad en ella. Sesiones de relajación y técnicas de masaje aprendidas en consulta de fisioterapeuta… hicieron el resto. El paso de los años, la madurez, la conciencia de la propia responsabilidad ayudaron a estabilizar nuestra relación de pareja.

12. Y el mejor sexo llegó. Nunca llegamos a materializar o llevar a la realidad nuestras fantasías, quizás porque no llegó la oportunidad apropiada. Pero siempre hubo confianza y sinceridad por ambas partes. Lo cierto es que van ya más de tres décadas de convivencia  y el sexo, lejos de haber decrecido, puedo decir por fortuna que aún está creciendo en calidad. ¿En cantidad? Yo preferiría más veces. Aunque ella se esfuerza de verdad por aumentar los encuentros sexuales. Y desde luego, lo que no consigue con sexo lo compensa con amor. No, este no es un relato en rosa, es sencillamente lo que por fortuna y por el trabajo en conjunto realizado, hemos conseguido.

¿Te animas a participar en El Confesionario? Quienes lo han hecho dicen que les ha resultado una experiencia muy enriquecedora. Si te decides, escribe a [email protected] aquello que quieras compartir. Si necesitas más información sobre cómo funciona esta sección entra en “¿Quieres compartir tu historia sexual?”. En la pestaña El Confesionario, encontrarás las entregas anteriores.

30 respuestas a “El Confesionario (XXVII)”

  1. Tami dice:

    Hola hererosexual de 56 años. Me encantó tu relato. Tu vida sexual desde los inicios. La frescura con que cuentas todo… gracias por contarnos tu historia.
    Tu esposa es afortunada por tener a su lado un hombre que la quiere, ama, respeta, desea, y quiere seguir a su lado. Ella debe estar agradecida porque le hayas llevado ese libro que tan bien, hace a las parejas.
    Te mando un beso desde Argentina y que tengan una excelente vida todos.

  2. Berta de noche dice:

    No voy a añadir nada nuevo al confesionario, porque creo que en comentarios precedentes se ha dicho lo sustancial de lo que me sugiere, sincero, valiente, sencillo, heterosexual de 56 , eres un luchador . pero si quiero volver a decir “el paraíso” de tolerancia, respeto, complicidad, que se respira en esta web, es un placer leer tanto las entradas como los comentarios de tod@s. Simplemente gracias

  3. Eneia dice:

    Fantástico confesionario, Sylvia. Hetero de 56, me encanta tu historia y la manera tan natural que tienes de contarla. Gracias por compartirla.

  4. francisco reglero dice:

    enhorabuena Sylvia, es para que te sientas orgullosa
    Besossss

  5. Teresa Sin Santa dice:

    Querido Heterosexual de 56;
    Felicidades por la sencillez con la que planteas tus vivencias, que son las mismas que las de la mayoría de nosotr@s… Me parece genial y envidiable ese “trajinar” continuo para enriquecer la relación de pareja.
    Coincido con la admiración demostrada por ahí arriba en eso de no tirar la toalla ante los desencuentros intimos que llegaron después de la segunda maternidad. Lo fácil en esos casos es largarse, sin embargo, tú te quedaste y ella aceptó “aprender” de ti. Felicidades a ambos.
    En cuanto a las otras cosas que cuentas sobre tu niñez no tengo nada que decir, es la niñez de muchas personas… estoy segura de ello.
    Y por último diré que me encanta leer a un señor que no es un “follaor loco”… parece que los pobres señores tienen la “obligación” de alardear siempre de haberse cepillado a cuchimil señoras y aqui estamos ante uno que confiesa públicamente que no es asi… jajajajaja.
    Saludos 🙂

    1. Heterosexual de 56 años dice:

      Gracias a tí Teresa sin Santa…
      Lo de ser un “follador loco” no se como se catalogaría… si es por el número de veces que se realiza el acto en sí con la propia pareja
      o si por el número de “portales” visitados.

      1. Teresa Sin Santa dice:

        Jajajajajajaaaaaaa… me refería al número de portales visitados, y es solo una forma “divertida” de decirlo, jajajaja

  6. Heterosexual de 56 años dice:

    Claro…
    Veamos si he entendido tus preguntas: Creo me dices, que hubiera pasado en el caso de no haber llegado a acuerdos puntuales con mi pareja, en la manera de llevar a cabo vivencias o fantasías que nos ayudaron en su momento a superar su inapetencia.
    Nunca se sabe a ciencia cierta, como va a responder una persona antes situaciones que no ha vivido. Yo al menos no me atrevo a definirla…. pienso que habría terminado por serle infiel, y a partir de ahí… bueno pues hemos leído, aquí en este blog situaciones muy parecidas.
    Yo desde luego no hubiera tomado decision alguna sin anter consultarle a Ella. Y desde luego Ella hubiera estado siempre al corriente de mis cuitas. De eso sí estoy seguro.
    ¿Lo habría aceptado Ella? ¿ Por cuanto tiempo?, eso ya no lo sé responder.
    Es esencial que una pareja antes de decidir el compartir sus vidas tengan preparado una especie…. yo le llamé “contrato de convivencia”. Donde cada parte aporte cuales van a ser sus limitaciones y cuales sus pretensiones.
    Esto no es garantía de nada. El día a día va deparando situaciones y vivencias imprevistas y solamente con una buena dosis de inteligencia, respeto, sinceridad, entrega, aceptación, deseos, y muchas, muchas horas de conversación se pueden superar éstos imprevistos.
    Pero ojo… yo voy a dejar una clave que a mí me dió resultados y conste que me ha costado mucho convencer de ello a mi pareja.
    Hay que discutir, debatir, hablar…. pero siempre con un respeto hacia la opinión del otr@,
    Es esencial que lo hagamos buscando soluciones, ¡¡NUNCA!!! buscando culpables.
    Culpables de lo que ocurre en la pareja siempre son ámbos…. mas que menos.
    El trabajo de aunar esfuerzos ha de encaminarse en pos de encontrar SOLUCIONES. Repito respetándose siempre los mutuos deseos y decisiones propias.
    No es fácil, no lo es. Vivir no es sencillo. La convivencia entre dos peor aún. Pero si sabemos jugar las partidas, la vida puede ser incluso muy agradable.
    Es mi opinión.
    Si he acertado en tus dudas me alegro sino… pregunta de nuevo, con permiso de la responsable del blog, a buen seguro responderé, con lo mejorcito que mis entendederas me dicten.

  7. Belén dice:

    Me has dejado con la boca abierta, no tanto por las situaciones que han sucedido a lo largo de tu vida —que, a mi que soy más de pueblo que las amapolas, me resultan bastante cercanas, incluyendo los aspectos más sórdidos—, como por la capacidad de lucha que demuestras a lo largo de toda tu historia. Y, sobre todo, esa tenacidad y perseverancia para que la relación con tu mujer salga adelante… Te leí el otro día y me has hecho reflexionar sobre la forma que tengo de plantearme las relaciones, sin embargo, ya te digo que con lo que me dejas admirada es con la forma de bregar contra viento y marea por algo en lo que crees realmente.

    1. Nina dice:

      Me intriga esta frase: “me has hecho reflexionar sobre la forma que tengo de plantearme las relaciones”. ¿Puedes compartir la reflexión que te ha obligado o animado a hacer? A ver si la logro hacer también.

      1. Belén dice:

        No me parece que te vaya a servir porque es bastante personal y daría para otro “Confesionario”. Verás consiste, “grosso modo”, en que no creo en las relaciones románticas, convencionales, en encontrar tu media naranja y estar solo con ella felizmente el resto de tu vida. Quiero creer, pero todo me lo impide. Salvo contadas ocasiones, no hago planes de futuro, la relación amorosa no está entre mis prioridades, y cuando surgen problemas como no vea una actitud en mi pareja de poner alguna solución, ahí se queda. Al leer esta historia he reflexionado sobre mi comportamiento, quizá debo relajarme, dejar fluir la relación y ser más comprensiva con la otra parte, porque problemas siempre va a haber y si encima yo creo más, apaga y vámonos. Todos esos sacrificios y dedicación que hace este hombre para luchar por su amor, yo los hago también, pero en otras esferas de mi vida, a lo mejor si me implicara un poco más en las relaciones me iría mejor, no sé. Luego está también el tema de si esa persona se lo merece, para mi una pareja es con la que creces día a día, y hasta ahora, o me ha estancado, o he retrocedido, puede que consideren mi estilo de vida un tanto antisocial, cuando lo verdaderamente antisocial es estar reprimido… Y paro ya que me va a estallar la cabeza.

        1. Nina dice:

          Gracias por responder. No sé si te servirá de algo, pero por si acaso…
          Comparto mi vida con alguien desde hace muchísimo tiempo y decidí apostar por esta relación tras darme cuenta de que siempre me buscaba relaciones imposibles o encontraba defectos insalvables en todo hombre que se me cruzara en el camino… Hubo un momento en que me pregunté por qué y mi repuesta fue tengo miedo y prefiero elegir lo imposible o tirar la toalla antes que arriesgarme a pegármela. ¡Qué equivocación más grande! Eso no es vivir.
          Por suerte me di cuenta y eso me llevo a dar el paso: darle la oportunidad a alguien que sí era posible y sí tenia defectos, pero no más grandes que los míos, ¡y acerté de pleno!
          Creo que hace falta mucha comprensión, manga ancha, paciencia, cariño… para convivir. Pero con este señor vivo feliz y disfruto de una libertad impresionante, incluida la sexual. Por cierto, creo por lo que te sigo que eres una mujer abierta de miras, si es así y te gusta experimentar, no elijas a alguien que no apunte maneras, porque eso sí que es difícil de cambiar. Paro aquí, porque aunque no me duele la cabeza mi historia también da para un confesionario.

        2. Heterosexual de 56 años dice:

          Belén te puedo decir por si te vale que yo tampoco creo en las medias naranjas.
          Nunca lo he creído… es por ello que siempre me he esforzado por mantener esa unión imperfecta que es la convivencia de dos personas.
          Tampoco creo en las parejas… o relaciones romanticonas…. por eso bregué siempre por acercar a mi pareja al otro mundo donde habríamos de coincidir ámbos, yo con las sexualidad y ella (porque Ellas generalmente sí viven ese mundo romanticón) en su parte romántica.
          Encontrar el punto intermedio y la convivencia feliz ha sido y es mi fijación, por ello pasé horas y horas de mucha teoría y prácticas cuando pude entrarle al tema… tambien.

          1. Claro dice:

            ¿Quisiera que me respondieras y aconsejaras a unas preguntas?. En el caso de no haber podido llegar a alcanzar esa posición intermedia pero que te permite alcanzar un grado de satisfacción y a su vez de respeto ¿que hubieses hecho?. Te lo he pedido porque es mi caso. Ya sé que se puede pagar pero no es lo mismo. Me puedes aconsejar por favor, no soy un jovencito, me encuentro con enormes ganas de realizar ciertas fantasias, nada del otro mundo, y no sé como realizrlas aparte de contertarme con acariciarme yo mismo.

        3. Belén dice:

          Pues claro que me sirve. Gracias a los dos 😉

        4. Claro dice:

          Le he realizado unas preguntas a quien se ha expresado en este confesionario. Me gustaría mucho que tú también me respondieras. No se trata de coleccionar respuestas, se trata de consultar con aquellas personas que me impactan y equivocado o no, necesito su consejo. Puedes leer las preguntas en fecha de hoy. Si quieres que te amplie mi situación y mis inquietudes me lo indicas.
          Gracias anticipadas.

          1. Belén dice:

            Te pido disculpas porque no me veo capacitada para aconsejarte, como habrás observado en estos temas estoy más perdida que “Dora La Exploradora” sin pasaporte, y temo confundirte aún más. Sin embargo, lo que han dicho el resto de los compañeros me parece muy acertado, y en este blog hay miles de consejos que fijo te ayudan. Ánimo y seguro que encuentras una salida. 

  8. Paseante dice:

    Un placer leer esta confesión. Por bien escrita, por sincera, por humana, por real y porque aunque el autor en ningún momento lo dé a entender, es triste ver cómo nos han empobrecido y mutilado esta sociedad, esta cultura y, sobre todo, la moral que subyace. Me identifico con toda la historia, me es muy familiar y próxima. Me entristece cómo hemos tenido que aprender malamente, cuántos fracasos y víctimas hemos padecido, cómo nos hemos confinado los hombres en ese vagar mendigando sexo y las mujeres concediéndolo con resignación. Esta es, mutatis mutandis, la historia de la gran mayoría. O tal vez ni siquiera el amor haya sobrevivido. ¿Y qué hay del placer, del juego, del descubrimiento, de la transgresión, de las complicidades profundas…? ¡Y que parezcamos tan machos los unos y tan seguras de sí y tan bravas las otras! Quienes estéis a tiempo liberaos de esta mierda de creencias y hasta de vosotros mismos. Con precauciones, explorad y disfrutad sin límite.

    1. Claro dice:

      Tu comentario me ha parecido, no sé como catalogarlo……, extraordinario y pleno. Comparto absolutamente tus reflexiones. A mí esta confesión también me ha hecho sentirme muy próximo a este hombre. Le felicito por haber conseguido, aunque haya tardado, realizar o por lo menos fantasear con su pareja. Yo no lo he conseguido tras hablarlo muchas veces, la última hace dos días. Mi pareja no se enfada, comprende mis fantasias, inclusive comprende que me masturbe pensando en ellas pero al no compartir esas fantasias no desea tan siquiera que nos acariciemos contandonoslas. Es un poco triste, pero es así.
      Paseante, no sé cuantos años tienes, sé que eres varón, te doy las gracias porque comentarios como los tuyos ayudan, por lo menos a mí. Es importante ayudar y no tratar de sentar cátedra pero en todos sitios hay de todo.
      Que seais felices los dos.

      1. Paseante dice:

        Ya he pasado los 50, camarada. Un abrazo

    2. Teresa Sin Santa dice:

      Genial, Paseante… como siempre

  9. Heterosexual de 56 años dice:

    Ante todo dar las Gracias… por la publicación.
    En todo momento he querido ser sincero, me alegra saber que al parecer he conseguido transmitir lo que en verdad quería, sobre todo ese: Dar esperanza de que se pueden conseguir con lucha, muchas cosas, antes que abandonar todo y empezar de nuevo de cero y más aún…. es, que, en muchas ocasiones si nos analizamos con sinceridad, gran parte de la culpabilidad de que “aquello” no funcione como deseamos la tenemos nosotos y que si abandonamos y comenzamos con otra pareja… nos volverá a ocurrir otra vez más de lo mismo. Antes, y yo lo tengo muy claro, hay que eliminar “errores” y con sinceridad, (la de uno mismo para consigo es la más importante), imaginación y mucha paciencia, tambien hemos de dar con personas que merezcan la pena la lucha, si esto es así… se pueden conseguir muchas cosas.

  10. Elena en secreto dice:

    Impresionada. Contar lo del abuso, lo de los animales, la prostituta… todo eso con tanta gracia, simplicidad, cariño, delicadeza. Para más impresión, lo mejor, mejorcisismo, lo de tu esposa. Madre mía, que comprensión y delicadeza. Tienes mucho amor, se nota. Mucho amor, mucha madurez. Cachis, ¡qué me prende de ti!
    Nunca había pensado que lo que cuentas de los animales pudiera comprenderlo. No podría ni imaginarme en algo así, pero soy una mujer y es distinto, bueno, eso pienso yo… espero que me entiendan, pero entiendo que una persona que vive en el campo y joven pueda ver todo esto con otros ojos. Gracias por tu confesionario.

  11. Claro de Luna dice:

    Hombre heterosexual de 56 años:

    Me gustaría darte las gracias por un relato tan divertido de una historia que a veces no lo es. Me ha impactado lo de los abusos y me ha entristecido tu infancia en soledad. Otros salen traumatizados de esas experiencias, me alegro de que lo hayas superado.

    La historia en conjunto me ha parecido muy tierna. Supongo que has (habéis) tenido que trabajar mucho para romper ciertas barreras creadas, supongo, por la educación que recibíamos las mujeres. Por cierto, todavía estáis a tiempo de hacer realidad alguna fantasía, no? 🙂

    Un abrazo

    1. CASA dice:

      No aun no es tarde. Solo hace falta que llegue el momento adecuado que lleguen las personas acordes a ellas.
      Tampoco es imprescindble. La vida me enseño que hay etapas y que las personas estamos en Ella, de vacacines.
      Vivámosla, haciendonosla lo mas agrdable posible unos a otros.

    2. Claro dice:

      Yo creo que para mi es tarde. A mi pareja no le gustan ni comparte mis fantasias. Tampoco le entusiasma que las diga en voz alta mientras estamos juntos. Yo, aunque no soy un chaval, me encuentro últimamente muy excitado y la masturbación es lo único que me consuela. Estoy convencido que no realizaré ninguna de las fantasias que me excitan tremendamente.

      1. Nina dice:

        El mundo no se acaba en tu pareja. Ella no es responsable de tu infelicidad, lo eres tú por no hacer nada al respecto. Nadie te obliga a estar con ella y nadie te obliga a renunciar a hacer tus fantasías realidad por estar con ella. Puedes buscarte a alguien externo, incluso pagando. Es tu responsbalidad hacerte feliz a ti mismo.

        Es muy fácil culpar a la pareja de ser nuestro freno. Ves y vive tu vida. Si no lo haces por miedo, por considerar que no debes, por… ponte la excusa que quieras, atente a las consecuencias, ¡y no te quejes! Eres tú quien se niega a hacerlas realidad, no ella.

        Quizás ella sea también muy infeliz por considerar que lo que le pides es excesivo (para ella), quizás está harta de tus peticiones, quizás ella quiere cosas que tú no le puedes dar (por ejemplo, que no le pidas lo que le pides), quizás sea tan o más infeliz que tú… Pero también es su problema.

  12. Cristina dice:

    Me ha encantado el relato. Y me gusta porque da esperanza de que se puede “trabajar” para mejorar una relación, que no todas las opciones pasan por romper y empezar de 0 con otra persona. Gracias por compartirlo, porque al margen de esto cuentas cosas que son muy íntimas y aún así no te las guardas.

    1. Heterosexual de 56 años dice:

      Las guardé durante muchos años…. pero éstas cosas guardadas a veces hacen daño, Y llegó el tiempo de airearlas, me gusta que hayan creado expectativas de esperanza, y más aún que puedan incluso hacer sonreir a las personas.
      Solo por eso ya mereció la pena.

  13. Ann dice:

    Bonita historia, salvo por el tema de los abusos que tuvo que ser algo terrible, menos mal que parece que no te ha quedado ningun trauma. Que no te parezca mal pero me he reido mucho en algunas partes 😉 Tiene mucho merito tu sinceridad tu evolución sexual y sobre todo, como has hecho evolucionar a tu pareja, la que ha sido la unica mujer de tu vida. Es una historia de sexo, pero sobre todo de amor. Felicidades

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